La verdad es que no puedo empezar mi blog sin hablar de mi perrita Xena y subir alguna foto suya, es una de mis mejores modelos 😉 .
Nuestra historia comenzó así:
Logré convencer a mi madre para tener un cachorrito, y empecé a mirar en milanuncios a ver si veía algún perrete. En una de las páginas que abrí, vi sus ojitos negros y me enamoré locamente. Tan locamente que me fui a Tarragona desde Madrid nada menos.
El viaje lo hice en AVE (el descuento de familia numerosa ayuda mucho). La cosa es que yo supuse que la estación del AVE tendría cerca el cercanías para ir al pueblo dónde estaba mi perrete. Pero evidentemente no, estaba en medio del campo; eso sí muy bonito el paisaje. El caso es que tras preguntar a los lugareños, había un bus que llevaba a la ciudad, y por lo menos por allí podría buscar la estación de cercanías.
Tras un largo viaje de autobús, llegué a la estación de tren, y un señor muy amable viéndome con la jaula para el perro y con cara de dónde me he metido decidió ayudarme. Me acompañó a la estación de tren que estaba cerca de su casa y me deseo suerte.
Al llegar al cercanías, saqué mi billete y estuve esperando un largo rato a que llegara; pues evidentemente venía con retraso. En el andén pasó un tren de Valencia según el cartel de las llegadas y microfonía. Pero era mi tren, y no lo cogí ya que en teoría iba a Valencia. El siguiente tardaba 2 horas más…. En esas dos horas dió tiempo a reclamar…pues no fui la única que no subió al tren. En atención al cliente nos dijeron que podíamos coger otro tren que pasaba antes, lo intentamos y los guardias de seguridad no nos dejaron….Finalmente hubo que coger otro más tarde aún.
Con todo esto, llegué como tres horas tarde, y la pobre chica que me iba a dar al perro esperándome(me había venido a buscar pero se le había roto el móvil).
Tras esto llegué a la casa, y me vinieron a saludar los dos cachorros que quedaban y el papi de ellos. El papi apartaba a los cachorros para que le hicieran mimos a él, muy entrañable todo.
Después de comer una deliciosa mariscada, me llevaron a la playa con los perros y estuvimos pasando la tarde. Luego me acercaron a la estación del AVE; la verdad es que fueron un amor de personas.
Por último, mi vida ha cambiado mucho desde que tengo perro, la verdad es que a pesar de todas las cacas y vomitados lo recomiendo mucho.
Fotografía 1: Sonia Rodríguez Revuelta